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viernes, 4 de diciembre de 2009

Victory or Valhalla

Una nueva canción para Varg Fang.

El nombre... pienso cambiarlo (Se aceptan sugerencias).


* * *


Through the night rides my faithful man

Towards his faith, Knowing no fear

Sword in hand, feet firm in the stirrups

Breathing calm at the sight of death


He knows no other way, Stubborn in his madness

Charging on to Victory or Valhalla

Brave and true to his faith, He screams to the four winds

He can not hesitate through the path he chose


And for his return I will be waiting

To heal his wounds, to restore his hope

Sincere is his way, Loyal to our oath

His path leads to Vigrid or to me


There, through fields of blades, He spills his blood proudly

Fighting on to the end without a doubt

Fist of steel, faithful heart. Bareing his promise

Fighting on to Victory or Valhalla


(---)


If a sword bites into his heart

I`ll give up mine and ride the wolf

Taking his soul through Bifröst

Climbing the clouds to Alfader's Hall


I will be his Valkyrie, The path to follow

In the hall of the dead we will meet again

As he died so I could smile, At his side I will stay

Burning down in his pyre. Holding his hand


miércoles, 7 de octubre de 2009

El Ahorcado


Con la mayor calma, midiendo sus pasos, el hombre caminó hacia la base del gigantesco fresno.

Su mirada no se elevó a las verdes hojas que se mecían al viento, no contempló admirado al águila que desde la copa juzgaba con ambarinos ojos, tampoco reaccionó al correteo de la ardilla que trazaba su camino de la copa a las raices, y de las raices a la copa.

Su mirada no se hundió entre la tierra, no miró con vehemencia a las tres mujeres que discutían, como toda mujer, del destino, ni frunció el seño a la serpiente qué mordisqueaba, fétida, las bases del tronco.

Su mirada iba al frente, al centro de todo, al centro de si mismo. Él iba a su encuentro. Caminó, tanteando con los ojos, con los pies descalzos, la agrietada corteza del tallo, las raices que se hundían en la tierra, hasta los confines de los confines.

De entre sus ropas sacó una cuerda, una soga raída pero fuerte como su voluntad, y con la calma de quien prepara un ritual hizo el nudo ejecutor.

Ató la cuerda a la rama media, cimentada en la vida y la fortaleza de la madera. Y sin palabra alguna, con la mirada tan en paz como la vista desde el fresno, el hombre se retiró el sombrero, depositándolo sobre la tierra, pasó la blanca cuerda por su cabeza y la ajustó a su cuello de la mejor forma.

Nunca cerró los ojos... todo fue cuestión de confianza, cuando su cuerpo se balanceó y sus pies, desesperados, no encontraron un soporte, y sintió miedo, fue cuestión de confianza. Cuando su venablo se encajó entre sus costillas y la sangre tiñó la tela azul, mordiendo pofundo, abriendo al frío aire, fue cuestión de confianza. Cuando el balanceo se hizo pasivo, y su cuerpo, lánguido, se cofundía, al mecerse, con las ramas y los frutos, y se hizo consciente de su soledad, fue custión de cofianza.

Confianza... y los ojos bien abiertos. Al terror, a la muerte, a la herida y la culpa, a la soledad y al abandono, a la verdad... No cerró los ojos.

Su mirar cayó, se hundió en las profundidades, en sus abismos, en los rincones del mundo y la razón, deshojando sin prisa los secretos, liberando las voces, comprendiendo los impulsos... No se permitió parpadear.

Dicen que colgó nueve noches, mecido por el viento, dicen que su barba y sus largos cabellos parecían el viento mismo... y que su mirada estuvo firme, analítica, paciente, mesurada. Exacta. Dicen que solo un ojo estaba completo. Pero que los dos párpados estaban bien abiertos, mirando, el ojo hacia el vacío, y el otro a si mismo.


Y fué entonces cuando los estertores, suaves, como de marea, como de calma respiración; se detuvieron.

La soga liberó a su fugitivo sobre las raices del arbol, entre gritos, alaridos rítmicos y ordenados. Gritaba desde su mente. Y el tiempo lo esperó mientras, cuerpo y mente, se incorporaba.


Él no era ya el mismo.

Poseía un conocimiento, él conocimiento, la base y fuente de toda riqueza y todo poder.

La Quintaesencia de la sabiduría.

Talló con fuerza los sonidos sobre la madera, Marcó en trance las verdades y los porvenires.

Entregó de si mismo todo.

Entregó su vida, Y obtuvo algo grande como nada, como todo.



Se obtuvo a si mismo.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Un cuarto de siglo.

















Para Blodsverd Thorsson. Feliz Cumpleaños.



Deseo de corazón, camarada de longas jornadas, de conversaciones al crepitar de tenue fuego y de sangre derramada a mordizcos de espadas, que esta noche los ases se reunan en severa discusión, y que rompan reglas por una noche solitaria.

Espero que esta noche Odin y Freya envíen a tu encuentro una risueña Valquiria. que la muy confabuladora te conduzca a un ostentoso banquete servido en tu honor.

Odin, el de muchos rostros, recibirá tu visita, observando desde lejos como una corte de Einherjers, Berserkir, Valquirias y Vargynjers (Mujeres Ulfhednar) te acompañan, presagiando lo que Möd, la cocinera, preparó para tu llegada por orden del Altísimo.

A tu llegada sonreirá bonachón, saludándote por tu nombre y conduciéndote dentro con su mano sobre tu hombro. Adentro te hará sentar a su derecha, y levantará su cuerno para brindar a tu salud.



--Por ti, fiel guerrero, Heathen como pocos, poeta y artesano. Buena mar te den las tres damas, buena muerte la espada de tu enemigo.--



Frente a ti encontrarás a tu padre, vestido en finas prendas. Cuerno levantado hacia ti, sonreirá y se extenderá sobre la madera para propinarte un violento abrazo (Que fortuna que en Valhalla las heridas se desvanecen en el banquete).

Nosotros, tus compañeros, tambien seremos invitados, y brindaremos en alegre Sumbel a los ases, a los antepasados, y a tu vida. Que sea longeva y llena de aventuras. Poblada de placeres y acabada de un buen tajo a tu cuello.

BLOT! Hambrientos devoraremos Jabalíes y gansos, beberemos barriles enteros de licor de cebada y miel de los campos del palacio de Thor. Quien, atónito, reirá a cuestas tuyas por tan voraz apetito. --Ni a la mesa de los Jotuns tragué tanto, mi amigo-- Exclamará a carcajadas.


--¿No tienes una buena canción para mi salón, Blodsverd, de las hermosas montañas de Antioquia?--

Con ánimos te levantarás derribando una jarra de salsa de arándanos y moras sobre otro comenzal, que con un gruñiido te sonreirá mientras se limpia la barba. Y por obra de los dioses (Seguramente) los menesterosos aparejos para un concierto inigualable estarán justo al fondo del salón, junton con todo Horde Thor. Deleitarás a los Ases con canciones y poemas, chistes y hasta guascas.




Ya te imagino, camarada, Cantándole unas cuantas de Don Otis (Obviamente a dúo con el mismísimo) a Wottan mientras el desvergonzado se parte de la risa. Y convenciéndolo de que un machete podría hacerle mejores resultados en el Ragnarok.



De súbito te arrancará de la silla una mujer de fina piel y fiera actitud. Tu Valquiria (Si Vanessa, tu.) y te llevará a una habitación al fondo del pasillo, y al ritmo de sus caderas te dará el presente final de tan magnífica noche.

Los dioses te obsequiarán corceles y prendas, armas en variedad, y de hermoso acabado.

--Forja enana-- Dirá Freya mientras besa tu frente. aflorando en vos una tontísima sonrisa.

Cargado con dulce licor y comida por recuas. de regalos hastiado e hinchado de gozo. Volverás a tu lecho a despertar sin prisa alguna.

¿Fue verdad tal banquete? ¿Tal sonrisa tuvo razón?

Oportunidad tendrás, mi amigo, de preguntarle a Fjolsvid cuando vuelva a recibirte en el salón de los héroes.

HEILSA!

Que las nornas te den años de próspera felicidad!

HAIL!

HAIL!

HAIL!

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